Concepciones escolares:
la noción de obstáculo pedagógico-didáctico
en las prácticas de aula


En la naturaleza de la vida escolar encontramos múltiples formas de comprender y hacer escuela, podemos observar como en ellas se han constituido ciertas prácticas que facilitan o dificultan los procesos de enseñanza y de aprendizaje, núcleo central de estudio de la didáctica, en especial de las didácticas específicas que buscan “abrir la puerta” a los aprendizajes de conceptos propios o de objetos de estudio discutidos en las clases y establecidos curricular mente en los planes de estudios, campos de saberes, planes de aula u otras formas de organización académica que se trasvasan y/o discuten en las disciplinas que movilizan los saberes escolares. Estos últimos, pocas veces se contrastan con los conocimientos científicos y sin más reflexión se da por sentado su validez, lo que en sí mismo es, un primer obstáculo pedagógico que impide el análisis crítico de lo que se aprende en la escuela o es necesario aprender en ella.


Relaciones entre obstáculo pedagógico-didáctico y el concepto saber en la escuela


Decir obstáculo didáctico-pedagógico denota un doble sentido, primero como impedimento propio e interno del sujeto que aprende y segundo lugar como dificultad o inconveniente de aprender algo que se quiere enseñar desde la externalidad. Es decir, en primer momento el mismo sujeto puede tener una situación que limita “naturalmente” el aprender y en segundo lugar lo externo el entorno, la organización curricular, los materiales, los medios didácticos, el objeto mismo e incluso el profesor complejiza su aprehensión conceptual o práctica a la hora de ser enseñado. Por ello, el vínculo pedagógico-didáctico invita a pensar las más adecuadas formas de comprensión de un objeto de estudio a la hora de su enseñabilidad, adhesión y aprehensión como saber escolar.


El término “saber” es un sustantivo o verbo que tiene múltiples formas de empleo de acuerdo a la procedencia de la lengua de origen, para los latinos saber se asocia a sabor, para los alemanes saber (wissen) es distinto de conocer (kennen), para los franceses no hay termino para diferenciar el que sabe del que no sabe. Para ellos, saber es un verbo que, al anteponerle un artículo, el verbo se convierte en sustantivo (das Wissen). “El saber es el conocimiento adquirido mediante el estudio y la experiencia”. No hay necesidad de profundizar en la falsa etimología que lo vincula a scire: de este verbo latino no deriva saber sino ciencia. El saber es, pues, lo que es sabido, lo que ha sido adquirido, un estado estático y una apropiación intima, algo que, se supone, no ha de ser olvidado ni perdido.” Beillerot (1998,21). Sin embargo, en términos de objetividad científica, saber es una forma de conocer. Por ello, es importante distinguir entre conocimientos por familiaridad del conocimiento proposicional. “El conocimiento por familiaridad es intrínsecamente privado, mientras que el conocimiento proposicional se puede comunicar, puede ser “intersubjetivo”. Este es un punto capital en el tratamiento del conocimiento científico, que obviamente es público.” Agazzi (2019, 27).


Por lo anterior, podemos decir que, en la escuela circulan los dos tipos de conocimientos los que han apropiado los estudiantes como un saber propio e interiorizado y un saber a modo de conocimiento científico que circula en los artículos y textos de ciencias en los que algunos profesores se soportan para dar sus clases, digamos hay un saber de uso común, colectivo, sistematizado y de circulación pública (conocimiento científico o proposicional) a modo de ejemplo, sé que la energía no se crea, ni se destruye, solo se transforma o en física la formula E=MC² de otra parte, un saber modificado, de uso propio, interior, estrecho e íntimo (conocimiento empírico o por familiaridad) un saber operativo que responde más a una competencia o habilidad personal, ejemplo, sé cocinar o él saber hablar inglés.


De alguna manera el concepto obstáculo se relaciona o diríamos se opone a un saber que ha de ser enseñado o aprendido, aunque indistintamente en la literatura escolar se usan términos similares, pero ampliamente distintos, es así como se escucha decir, problemas pedagógicos, dificultades didácticas, barreras de aprendizaje o limitaciones de aprendizaje u obstáculo epistemológico, concepto último acuñado por Gastón Bachelard a finales la década de los 30 del siglo pasado.
Tratar de escapar o de superar un obstáculo implica preguntarse por su constitución, cuál es, cómo y de qué está conformado el obstáculo y también por qué aparece y qué tipo de herramientas metodológicas, didácticas, psicológicas y pedagógicas puedo usar para superarlo. Aquí principalmente es necesario analizar las preguntas pedagógicas y didácticas por el interés de un objeto de estudio escolar. Son dos caras de la misma moneda, la didáctica pensada y actuando como ciencia que estudia ampliamente la enseñanza, sus problemas, posibilidades, tensiones y cuestionamientos en la movilización de los saberes; y la pedagogía que debate la validez, la pertinencia y apropiación en la formación integral de un sujeto que se educa y que por tanto requiere ponderar la relevancia de lo que aprende. Aquí cabe dejar la pregunta de tradición francófona si todo objeto es enseñable y si todo sujeto es educable, abiertamente digamos que sí, aunque pueden encontrarse en la literatura especializada paradigmas y posturas contrarias.


En este campo amplio de estudio del sistema escolar, es consistente develar algunas concepciones de escuela y de los ejercicios educativos de los maestros para desde ahí “problematizar los obstáculos” más visibles que impiden una mayor integralidad en los procesos formativos contemporáneos.