El liderazgo juvenil
entre las competencias ciudadanas y las capacidades humanas


El concepto de ciudadanía


Pensar la ciudadanía desde la perspectiva propuesta por Alexander Ruiz y Enrique Chaux en su texto La formación de competencias ciudadanas implica considerar que el ejercicio de esta condición puede asumirse desde una postura pasiva, situando al ciudadano en el acatamiento de normas que regulan la vida en comunidad; pero también se puede entender la ciudadanía desde una postura activa, que va más allá de la aceptación de la regulación externa y que requiere asumir una posición crítica en la que el ciudadano conoce las instituciones, participa de ellas y aporta en la toma de decisiones en procura de garantizar los derechos ciudadanos.


Este nivel de compromiso parte de la idea de lo común, lo que nos une y nos conecta como grupo social y que permite que se desarrolle un sentido de identidad, que nos hace propios de un lugar o de un grupo. Retomando a Arendt (1993) “el mundo común es algo en que nos adentramos al nacer y dejamos al morir. Trasciende a nuestro tiempo vital tanto hacia el pasado como hacia el futuro; estaba allí antes de que llegáramos y sobrevivirá a nuestra breve estancia. Es lo que tenemos en común no sólo con nuestros contemporáneos, sino también con quienes estuvieron antes y con los que vendrán después de nosotros.” (p 75).


Es importante aquí comprender la condición de historicidad y trascendencia que no solo es la que me une con los pares contemporáneos, sino que también genera vínculos con los sujetos que nos anteceden en el tiempo y espacio y lo que vendrán. De tal manera los valores y las tradiciones mantienen unidos a las sociedades, pero también se modifican con las expectativas, necesidades y formas de ver el mundo, en el entendido que la realidad no es estática.


Entonces, la ciudadanía no es un constructo inamovible, es permeado por factores tanto internos al grupo como externos, en cuanto a los factores internos se encuentran las dinámicas propias de los grupos sociales, la incorporación de nuevos integrantes, las nuevas demandas, objetivos y necesidades. En cuanto a factores externos, se encuentran las nuevas narrativas asociadas con cambios de perspectiva y concepciones de ver el mundo que piden la reivindicación de derechos y condiciones de equidad de las poblaciones excluidas. La noción aquí planteada se refiere al ejercicio de la ciudadanía activa, que se plantea como una fuente para impulsar la vida cívica entre las nuevas generaciones, con el ánimo de mantener el lazo social y procurar reestablecer un sentido de justicia social, relacionarse haciendo uso del cuidado del otro y mantener la democracia como forma de gobierno.


La construcción de una ciudadanía activa


La noción de ciudadanía activa considera más allá del derecho de elegir los gobernantes en los comicios cada cuatro años, pues esta idea dejaría por fuera del constructo a los niños, niñas y jóvenes que no cumplirían la condición de ciudadanía en términos de la edad o excluiría a grupos poblacionales que por algún motivo son exceptuados de participar de jornadas electorales (Privados de la libertad, clérigos, personas que no se encuentran inscritas en un censo electoral, militares y policias). Adicionalmente, dicha concepción nos llevaría a pensar que el ejercicio de ciudadanía este atado al mero hecho de cumplir con las responsabilidades fiscales, democráticas y normativas. Lo importante es que la ciudadanía activa implica participar decididamente en acciones que beneficien a la comunidad. Pero no será un asunto que se consolide de manera indeterminada, ha de requerir un proceso de formación intencionado que impulse a los jóvenes para hacerse participes de la vida en comunidad.